The Settlers review: estudio ultraviolento de la carnicería de sus pueblos indígenas en Chile

Feb 20, 2024

Este thriller dramático occidental casi insoportablemente brutal y violento del director debutante Felipe Gálvez Haberle fue ganador del premio en Cannes y la entrada oficial de Chile a la mejor película internacional en los Premios de la Academia. A la vez explícito y al mismo tiempo misterioso y elíptico, recrea dramáticamente parte de la historia detrás de la explotación y colonización de Tierra del Fuego por los intereses comerciales europeos y el establishment político santiagueño a principios del siglo XX. Esto implicó la masacre genocida de pueblos indígenas por parte del ahora famoso empresario José Menéndez, una especie de oligarca latinoamericano a quien se le habían concedido derechos territoriales para la cría de ovejas y utilizaba mercenarios para cazar y masacrar a los nativos patagónicos; Entre estos asesinos a sueldo se encontraba el ex soldado del ejército británico Alexander MacLennan, conocido como el “cerdo rojo”.

El actor chileno Alfredo Castro interpreta al frío Menéndez, y Mark Stanley es el brutal MacLennan que todavía viste su túnica militar roja y finge el título de “Teniente”. Una escena fea sugiere que su capacidad de violencia, siempre sustancial, aumentó, al menos en parte, debido a que él mismo fue brutalizado. Haberle imagina a un “cazador de indios” estadounidense llamado Bill (Benjamin Westfall) que sale con MacLennan en su asesina aventura expedicionaria en el vasto e imponente desierto del sur y tienen un rastreador llamado Segundo (Camilo Arancibia), que es un “mestizo”. – en parte indígena – y resentido por Bill, quien teme que Segundo se vuelva contra ellos.

Hay un encuentro aterrador con otro soldado a sueldo británico, interpretado con una oscura amenaza por Sam Spruell, que parece tener la misma vocación que MacLennan, pero para quien la violencia y la alienación se han vuelto (aún) más normalizadas. Con un paisaje terriblemente vacío fotografiado por Simone D’Arcangelo y una partitura enloquecida, clamorosa y con timbales chocantes de Harry Allouche, The Settlers es realmente inquietante: una evocación de la violencia y la brutalidad colonial mezcladas con los cimientos del Estado nación de Chile, y que, se da a entender que proporcionó una lección de violencia política para el futuro.

Y lo que es peor es la reescritura de la historia y la gestión del legado: una secuencia en la que los pueblos indígenas se ven obligados a posar para fotografías semioficiales con recatadas ropas occidentales, obligados a borrar su propia identidad distintiva y pareciendo cooperar en una nueva absorción voluntaria y sumisa en cultura blanca. Es una parábola feroz, cruda y casi primitiva de crueldad y poder.